POR CULPA DE ESA YUMA

31.07.2007 17:23
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#1 POR CULPA DE ESA YUMA
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sehr erfahrenes Mitglied

Esta es la segunda historia de la serie Jineteros en mi Blog: Jinetero y qué? http://www.conexioncubana.net/blogs/yoyo/

- Mira chico, no hables mierda. No todos los cubanos quieren irse de la isla. Yo mismo viví mis mejores años en la isla y jamás pensé verme rodando por el mundo pasando frío y extrañando con cojones a mi familia. Mira pa’ llá fuera, ¿tú sabes desde cuanto tiempo no sale el sol en este cabrón país? Si alguien me hubiera dicho hace un par de años que viviría aquí me le hubiera reído en la cara. “¿Con quién con Beate? ¡No comas mierda chico! La vieja esa no tiene pa´ amarrarme a mí. Allá ella si se cree el cuento de mi lealtad por el hecho de que yo le de cabilla dos veces al año cuando viene a Cuba. Aunque yo creo que la vieja no es tan comemierda na´ y algo se huele porque las dos últimas veces se me ha aparecido de sopetón sin avisar a ver si me traba en algo. Pero uno no es un cabrón por gusto…” Y pa´ que tú veas que la vida es de pinga asere, ahora vivo tranquilito en casa de la vieja que se convirtió de la noche a la mañana en mi tabla de salvación.

Todo empezó cuando dejé la Universidad. Por aquel entonces ya se veía clarito que estudiar y mierda era lo mismo. Comencé a buscarme la vida llevándole Yumas a una santera de Centro Habana. Ella les tiraba los caracoles, les decía cuatro mierdas con los ojos virados en blanco y ellos pagaban una barbaridad por un collar de cuentas que ella compraba por dos pesos a un jamaiquino de la calle Zanja. Nunca me metí en nada de eso de la santería, lo mío era otra moña, como hablaba bien el francés y el inglés pues le podía entrar fácil a los Yumas y si uno me preguntaba por alguna buena santera (porque a Cuba van una pila de Yumas a hacerse santo), yo le ponía el punto y me buscaba mi tierrita por eso. Después empecé a pensar en grande, yo siempre he tenido azúcar pa´ las mujeres, esa es mi letra soy hijo de Changó me dijo la santera, aunque yo no sé si creerle o no. El caso es que pude llegar a vivir de ellas mientras el cuerpo aguantara. Claro que cuando en Cuba dices vivir de las mujeres, no puede incluir a las cubanas que las pobres no tienen ni donde caerse muertas. Estoy hablando de Yumas chico, de gallegas, de turistas que llegan por miles haciéndose las bobaliconas pero no se van hasta que alguien las monta y después ¡Ay chico, después les entra un no se qué y un qué sé yo que…! Todas se quieren casar tú, es como si dentro del bollo tuvieran un botón que les comunica con el cerebro y empiezan a sacar sus cuentas, hacer sus planes y a visitarte dos veces al año y mandarte dinero y llamarte por teléfono cada dos por tres y terminan gritando: ¡Suéltame que me caso!

Bueno, yo no voy a entrar en eso de que si ser jinetero es bueno o es malo, ni que eso es culpa de la Revolución. En Cuba siempre ha habido chulos y putas, como los hay en esta tierra. Que lance la primera piedra el cubano que no haya pegado un tarro… la gente lo que tiene es muy mala memoria, te critican a ti, pero hablan con orgullo del tal Yarini, y se llenan la boca pa´ hablar del chulo más grande de La Habana como si de Dios hablaran y hasta una obra de teatro se le dedicó: Réquiem por Yarini, ¿Te acuerdas de eso? ¿Entonces? ¡Bueno pues el tal Yarini era un comemierda! Allí tuve yo mejores tiempos. Este que está aquí perdió la cuenta de las Yumas que viajaban a La Habana a que les diera cabilla y que me pedían, me rogaban me casara con ellas. Que me prometían que me pondrían a vivir como un Rey en el hielo. Llegué a tener cinco Yumas al mismo tiempo que me daban lo que les pedía. Dime ¿pa´ qué quería yo irme de Cuba? Sacaba por lo bajito 600 dólares mensuales libres de polvo y paja dando cabilla. ¿Qué hombre dice que no? ¿Dime si se puede vivir con ese dinero en La Habana? Claro que sí chico, claro que se puede vivir mejor que aquí si usas el moropo. Sobre todo “Beate, la vieja”… bueno ella no es tan vieja na´ y pa´ los 45 abriles que tiene se mantiene bastante bien, claro que se gasta una fortuna en cosméticos y cremas, pero qué cojones: el dinero es pa´ gastarlo y darse los lujos que puedas, que la vida es una sola. Ella nunca reparó en gastos en su Titi habanero de 25 añitos y siempre me decía “Papi, lo que tú quieras, pídelo y yo lo consigo para ti mi amor”. Mientras mis excolegas de universidad jamaban soga e iban colgados de la ruta 22 a la Universidad yo salía oliendo a Armani y por lo bajito cien fulas en el bolsillo cada día. Hasta una casa le compré a la vieja y me hice de lo mío cerca de ella. Pues el sueño de Beate era instalarse en Cuba, pero ni loco. ¡Qué me hago yo con la vieja allá en Cuba! Por suerte ella está conciente que este clima de aquí, es una mierda, una reverenda mierda y he podido convencerla de irnos de aquí pa´l carajo pa´ una tierra más vivible allá en el Caribe, cerquita de Cuba, pero no en Cuba. Pero eso vino después, en la época que cuento yo no tenía ningún interés en salir de la isla… “pero eso sí, el día que quieras yo muevo los caracoles y al otro día aterrizas en mi casa” siempre me decía Beate.

Habría podido vivir la vida entera en La Habana chico, pero lo bueno dura poco. Todavía me estoy cagando en la hora cabrona en que esa galleguita, Marimar se me atravesó y me jodió el pasodoble. Ella entró en el callejón de Harlem en el peor momento posible. Yo acababa de dejar unos Yumas en casa de la santera y me llegué allí pa´ ver qué se movía. En un contén me encontré sentados a los tres tipos más malos que haya parido madre: Pito Bicicleta, que le dicen así porque el tipo es fan a las apuestas de los ciclistas que se lanzan atravesando los semáforos sin parar. Estaba también el Gato, un blanco malo, malo de verdad; un tipo que lo mismo se mete a robar en una casa llena de gente, que le da un bofetón a un viejo en la puerta del banco, pa´ quitarle los pocos pesos de su pensión y por último Susú, un negro prieto que anda siempre con los ojos rojos, vola´o de tanta hierba que se mete. Le dicen así porque el muy cabrón te dice sonriente: vendo “hierba contra el dragón y a los escolares se las doy a mitad de precio”, como el Dragón de aquellos muñequitos rusos. Yo los conocía a ellos, pero nos tratábamos de fuera, fuera: lo mío era otra moña. Yo no había visto a la gallega, cuando ellos me dijeron: “Mira bonitillo, aquí estamos rompiéndonos el coco, adivinando si esa chiquita de allí es Yuma o no. Pero yo le apuesto aquí a mis consortes que con la pinta de muerta de hambre que tiene y esas nalgas seguro es una guajirita perdía. ¿Qué tú crees?”. Verdad que era la viva estampa de la pobreza, pero había algo en ella que no cuadraba, las guajiritas no huelen a “Paloma Picasso”. Aquellos bestias no podían saberlo, pero yo si sabía a qué huele una Yuma. Le pedí candela y su acento andaluz me cuadró. Diez minutos más tarde yo sabía que a ella no le podía sacar mucho, pero tenía buenas nalgas y esas pantorrillas gordas de las gallegas que vuelven loco a los cubanos. Así que como estaba sólo aquel día le seguí la corriente sólo por darme el gusto, pues era presa fácil y como te dije estaba buena. Intenté llevármela a otro sitio, pero ella insistió en quedarse a escudriñar cada rincón del Callejón, hablar con los artistas y quizás comprar alguna pieza. Ese detalle no pasó inadvertido a los ojos de los tres cabrones que enseguida se nos unieron a ver qué se le pegaba. Sobre todo Susú que la hizo reír, nos acompañó a todos lados convirtiéndose en un verdadero moco. Quizás en España le llamen a eso ser un tipo “alternativo” pero en Cuba eso es estar enmarihuanao”. Pa´ colmo cuando nos separamos ese día ella se llevó la falsa idea de “Susú el alternativo” era amigo mío. La pasamos bien, Marimar tenía tema de conversación y yo no estaba apurado por llevarla a la cama, así que estuvimos paseando por ahí. La llevé al sábado de la Rumba, otras veces al Callejón o a presentaciones del Folklórico Nacional. Era la típica gallega negrera a la que todo lo que tuviera color oscuro le interesaba incluyendo, aunque no lo dijera abiertamente, uno en la cama. Yo le di la oportunidad y gocé también, porque reconozco que ella era la locura. De ahí para allá comenzó el eterno ciclo de las Yumas, como el eterno camino de Santiago. Vino varias veces a La Habana, a pesar de que su dinero no se lo permitía. Hizo un arreglo con su jefe para hacer sobre horas y doblar turnos y poder viajar a La Habana. ¡Te juro que yo le decía que no y ella a que sí, que yo lo valía! Y cuando me negué a que pagara nada en La Habana y hasta le conseguí hospedaje gratis pensó que yo era el héroe de su vida y se cogió más. Y por supuesto, tanto da el cántaro a la fuente hasta que… ¿Tú estabas allí? ...llegó el día que habló de matrimonio ¡Manda cojones! Eso no falla men, te lo digo yo… Pero no tuve fuerzas para negarme rotundamente y ella comenzó a preparar papeles y jodiendas de esa y yo le di largo pues sabía que en cuanto yo pisara la embajada Española y me vieran la cara por quinta vez, negarían la Visa, denegarían el matrimonio y yo me quedaría en mi Habana. Marimar era una tía de puta madre como dicen los gallegos, su único defecto, además de su pobreza, era el ser demasiado ingenua… Cada vez que llegaba a la Habana le traía algún regalo a Susú.

Un día me tocaron la puerta y cuando abrí sin darme tiempo a nada entró la policía como una tromba en la casa, revolvieron todo y lo dejaron patas arriba, Trajeron los perros y olisquearon hasta el inodoro. A pesar de qué yo les gritaba qué querían ellos, me dijeron que me sentara tranquilito, que después hablaríamos. Así vi como descojonaron todo y hasta se llevaron “algunas pruebas”, cosas que sabia no vería más. Cuando terminaron cargaron conmigo y sin decir palabras me metieron en una celda oscura. ¿Cuánto tiempo estuve allí, no sé? Cuando abrieron empezó el interrogatorio con una sorpresa bastante desagradable: ¿Qué dice usted de esta carta? Era un sobre normal, de los que llamamos de Manila en Cuba. Venía dirigido a mí, con mi dirección, eso estaba claro, el remitente era… Marimar, sí Marimar me enviaba algo desde España. Metí la mano y leí una carta normal: te quieros, te amos, llena de no puedo vivir sin ti y no puedo esperar a verte… lo de siempre. Se despedía con besos y Firmaba, Marimar… había una posdata: Aquí le envío un presente a tu amigo. Eso era todo. Metí la mano a ver si había algo más pero el oficial me cortó. ¡Lo que buscas es esto! En su mano un sobrecito de nylon de esos que se sellan a presión, que tenía unas semillas dentro. El guardia me dejó examinarlas, las cogí en mi mano, eran semillas como las de cuentas de santos… ¿y esto qué es? dije todavía sin saber a qué se debía todo aquello. ¡Ah tú no sabes qué es eso! ¡Tú eres un santo! ¿¡No has visto nunca semillas de marihuana!? ¡De pronto supe qué pasaba, supe quien era “mi amigo”, supe que la inocencia de la gallega me había enterrado en vida! ¡Coññoooo Marimar! Ante mí tenía la carta. No podía negarlo, estaba metido hasta el cuello en la mierda, eso era seguro: Quince añitos a la sombra pero si colaboras y nos dices quien es “tu amigo”, el receptor de la mercancía, se puede negociar y sólo te caen diez años que, por buen comportamiento se pueden convertir en cinco. Tú decides.

Estuve como un mes allá dentro. No sabía por donde empezar a pensar. Cinco, Diez, Quince años, qué más da. ¡Cómo pudo hacer algo así Marimar! Mira que le repetí que Susú no era amigo mío, pero tiene la cabeza dura como… Aquello es el infierno allá dentro brother. Yo no sobreviviría ni un año allí. Había riñas y gente que daba miedo sólo de verlas. Si no me cogieron el culo en ese tiempo fue precisamente porque ofrecí cien fulas por mes por cuidarme las espaldas a un negrón grande como un escaparate al que llamaban Babalú y al que todos respetaban porque había matado a no sé cuantos. Y por eso nadie me miraba siquiera. Salí en libertad condicional, sin decir el nombre del supuesto amigo y cuando llegué al barrio me tomaron por un tipo duro; por un hombre a to´ que no es chiva, pero nada más lejos de la realidad: yo no delaté a ese cabrón porque si lo hacía sabia que era hombre muerto en La Habana. De eso se encargarían El Gato o cualquiera de sus compinches del tanque. Así que opté por el menor de los males: Quince años con la esperanza de ver cómo salía yo de ese problema. Supe que Marimar me estuvo llamando durante ese tiempo, pero la vieja, que estaba empingaísima con ella, la puso como un culo y no quiso que llamara más y ordenó a la familia que si entraba una llamada de ella le dijeran que me había ido pa´l norte en una balsa o pa´ casa de mi familia en Oriente o que me había muerto, pero que no supiera más nunca de mí. Nunca más hablé con ella, tampoco con Susú y compañía; no quería hundirme más. Debía aprovechar ese tiempo incierto entre el momento que salí y el día de un juicio del que ya sabía la sentencia.

Mi salvación llegó una semana después. Cuando Beate aterrizó en La Habana le conté todo sin ocultarle detalle, supo de todas las mujeres que tuve y de Marimar. Ella me oyó hasta el final sin decir palabra y al final me dijo: No te preocupes, todo va a salir bien. Pero tienes que prometerme que no vas a hacer nada que empeore la cosa, y sobre todo no contactes con ninguna de esa gente; de lo demás me encargo yo.

¿Cómo consiguió poder casarnos en sólo tres semanas? Eso sólo ella lo sabe, por dinero baila el mono en La Habana. No hicimos ceremonia ni nada, sólo lo supo la gente de mi casa a la que la vieja amenazó con degollar si decían algo a alguien. Salimos de allí en un avión que me puso lejos de esa pesadilla.

Tiempo después, supe que Marimar se enteró de alguna manera que yo había salido de Cuba casado con “una vieja” a pesar de que sus papeles debían estar camino a la embajada española. Sé que Beate la llamó a decirle que no jodiera más llamando a su marido y sé, que para la gallega, soy un tipo ruin. Pero a pesar de haber tenido las mejores jevas del mundo, ahora yo doy la vida por esta vieja, una tipa en talla que... qué cojones, esa tipa me robó la bomba con lo que hizo, asere.

Asere, yo no soy un santo, pero tampoco soy un mounstruo. Reconozco que le rompí el corazón a Marimar, pero eso se le pasa en un par de años, cuando se eche otro marido y punto. Pero mírame a mí donde estoy: Yo que nunca quise salir de Cuba, no puedo pisar mi tierra nunca más, ni ver a toda mi familia junta por el resto de mi vida.

- Bueno asere, voy abajo que ahorita llega Beate... Mira pa' llá fuera cuanta nieve. ¿Sabes?, he llegado a tener pesadillas cuando sueño con el sol de Cuba. ¿Sabes tú cuantos meses hace que no sale el sol en este jodío país...?

...Y se fue dejando sus huellas en la nieve...

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02.08.2007 18:20
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#2 RE: POR CULPA DE ESA YUMA
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( gelöscht )

Ay Yoyo que PENA, QUE lastima de das!!!! Casi me pongo a llorar leyendo tus historias de verdad tienes la vida

bien jodida


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02.08.2007 21:22
avatar  el_yoyo
#3 RE: POR CULPA DE ESA YUMA
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sehr erfahrenes Mitglied

Español,
De veras da lástima el protagonista de la historia... pero no soy yo. No es autobiográfica. Gracias a mi Blog: Jinetero... ¿y qué?, mucha gente se acerca a mí y me cuenta sus historias.
Si pudiera escribir todo lo que he oido (o leido) quizás nadie daría crédito a mis palabras; porque la realidad siempre deja chiquita a la ficción.

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