Isla letal

17.04.2007 14:50
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De: http://www.cubaencuentro.com/es/encuentr...los/isla-letal/(gnews)/1176782400


La sexta causa de muerte son los homicidios. La gente enreja sus casas y el gobierno dice que contraataca.

Federico Fornés, Ciudad de La Habana

martes 17 de abril de 2007 6:00:00


Sobre las doce de la noche, el pescador C.B. regresó a casa con las manos vacías y lo que fue peor, sin porvenir.

A garrotazos perdió la vida en el recodo de la escalera. Unos malhechores se interesaron por su reloj de pulsera.

No estaba en el lugar equivocado. Iba en busca del descanso en una noche de ventolera y frente frío. Dejó una esposa y un hijo adolescente. Su reloj no era para nada valioso, sólo una de esas llamativas imitaciones.

Días después, en el mismo barrio de Santos Suárez, zona suroeste de La Habana, un turista italiano agonizó unos cien metros hasta fallecer en una esquina. Lo hallaron a la mañana siguiente.

Fue robado y acuchillado a la salida de La Estrella, una tienda con bar al aire libre. Una sábana blanca indicaba el homicidio. Rápidamente, los de Criminalística se ocuparon del levantamiento de la escena y cargaron con el cadáver. Alguien se persignó. Los comentarios de los vecinos fueron parcos.

Un joven de 22 años se debate entre la vida y la muerte. Recibió un disparo y heridas de arma blanca. Un par de semanas atrás, sobre las once de la noche, se enfrentó a dos maleantes que intentaron ultrajar a su novia. El hecho también ocurrió en el municipio capitalino de Diez de Octubre.

El fantasma de los datos

¿Es Cuba la Honduras del momento, el país más violento en 2006 de la América Latina y el Caribe?

Aún no y tal vez nunca lo sea. Pero no hay peor cosa que la indiferencia. Para evitar acercarse a la reputación criminal de los hondureños, el gobierno trata de retomar la iniciativa ante la ola delincuencial.

La pasada semana hizo pública la creación de un sistema de prevención y atención social contra el delito y las conductas transgresoras de la convivencia, según un decreto publicado en la Gaceta Oficial digital.

La prensa omitió el hecho. En realidad, la actual administración no hizo otra cosa que codificar un sistema que ya había sido montado por Vilma Espín, presidenta de la Federación de Mujeres, a la que no se le ve hace un par años por razones de salud.

En la nación centroamericana murieron el pasado año por lo menos 13 personas por día, según un estudio oficial. Esta tasa está por encima del promedio de América y también del mundo, que en 2000 se estimó en 8,8.

En la Isla, tales estadísticas permanecen por un tiempo clasificadas y en los medios rara vez aparece la crónica roja.

"La sensación de seguridad es un valor del sistema", consideró un jurista.

Las últimas referencias datan de 2005. De acuerdo con el anuario estadístico de ese año, que aparece en la biblioteca virtual del sistema médico, Infomed, la agresión es la sexta causa de muerte en Cuba entre personas cuyas edades median entre 15 y 49 años.

El número de fallecidos y la tasa anual por cada 100.000 habitantes se comporta de la forma siguiente:

Años
1970
1980
2004

Muertes
273
268
549

Tasas
6,9
5,5
9,0


Fuentes: Infomed y Encuentro en la Red.


Las correlaciones se explican así: cuando en un país la criminalidad es menor a 5 homicidios cada cien mil habitantes por año, se considera normal; cuando es de 6 a 8 homicidios, riesgosa; cuando supera los 8, epidémica. Es el caso de América Latina. El pasado año tuvo 25 homicidios por cada cien mil personas.

En el último cuarto de siglo, la tasa se duplicó. En algunos países, como Colombia y Brasil, la criminalidad es la principal causa de muerte de jóvenes. La región pierde anualmente por la violencia el 14% de su producto bruto.

Las cifras resultan alarmantes y los gobiernos, desalentados, pierden la iniciativa constantemente. Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), 1,6 millones de personas perecen cada año por actos violentos.

Kilómetros de sutura

"Cada vez que estoy de guardia, los casos de puñaladas o traumatismo por golpes son tan comunes como las cucarachitas del quirófano. No quieras tú hacer el turno los fines de semana", confiesa un cirujano de un hospital habanero.

"Hago kilómetros de sutura", dice con esa grandilocuencia tan cara al cubano.

La violencia no es un triste privilegio de la capital. Se expande a los grandes conglomerados urbanos.

Unos 300 kilómetros al sureste, en el hospital universitario doctor Gustavo Aldereguía, de la ciudad de Cienfuegos, un estudio médico reveló hace un par de años que las heridas por armas blancas fueron causantes de que casi 200 personas tuvieran que ser operadas con la mayor rapidez. Numéricamente por encima, incluso, de los traumas de cráneo, y muy cerca de la oclusión intestinal y las hernias atascadas.

"Cada vez hay menos respeto por la autoridad", opina un padre de familia. Tiene 62 años y confiesa que nunca antes la gente enrejó más sus propiedades.

"Esta es la ciudad de las rejas; dondequiera las ves, chiquitas, grandes, bonitas, feas, pintadas, sucias y hasta protegiendo los focos de los portales, y así y todo se los llevan", dice alarmado.

Enrejar es un verbo caro en la Cuba de hoy. El metro cuadrado sale en 25 ó 30 pesos convertibles —2,4 veces el salario promedio en el país—, según el calibre del metal empleado y la complejidad del trabajo.

En su mayoría, los herreros son chapuceros y piden dinero por adelantado.

En el barrio habanero del Casino Deportivo, la norma arquitectónica son viviendas de una o dos plantas. Era un paraíso para los cacos. La fiebre del enrejado no tardó en llegar a esa comunidad. Fue en los años ochenta del pasado siglo.

Luis P., uno de sus moradores, dice haber comenzado por el portal y terminado por la última ventana, la del baño. Le tomó años y mucho dinero.

"Fue lo que sugirió la policía cuando me robaron la primera vez. 'Usted tiene que asegurar su casa. Cérquela y cómprese un perro', me recomendó el oficial. Hubo tantos robos ese día que ya no tenían polvo dactilar para coger huellas", recuerda este hombre al remontarse a los fines de los ochenta.

Un cáncer de veinte años

El comienzo de la crisis económica en los albores de los años noventa coincidió con un abrupto repunte de la criminalidad. Fue tal vez su principal factor desencadenante. En el primer semestre de 1990, los récords policiales recogieron más de 25.000 delitos por mes.

El código penal tuvo que ser reformulado, aumentando la severidad de las penas para los delitos graves. Otros menores resultaron despenalizados, buscando equilibrio en la población carcelaria, cuyo número nunca ha sido publicado.

La disidente Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional cifra la población penal entre 80.000 y 100.000 reclusos, en alrededor de 250 prisiones y campos para prisioneros. Según su presidente, Elizardo Sánchez, "en Cuba, el 0,9% de la población está en la cárcel".

La actual ola delictiva se gestó en la precrisis. En 1988, el propio Fidel Castro se quejaba ante una reunión con mandos policiales. "El socialismo no puede permitir que este cáncer lo devore", dijo entonces.

Ahora, casi veinte años después, el gobernante provisional, Raúl Castro, firma el Decreto-Ley 242, entre cuyos diez objetivos está "propiciar la unidad de acción en la prevención del delito y las demás conductas antisociales, identificando las causas y condiciones que las generan y posibilitan".

Al día siguiente de que la medida saliera publicada en la Gaceta Oficial, una anciana paralítica tomaba el sol en su portal cuando fue sacada en su silla de ruedas y luego dejada en un contén de la calle, ya sin ella. Pleno día en La Habana y nadie gritó: '¡ataja!'.


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