Huber Matos: Como llegó la noche

28.11.2004 13:00
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La noche del castrismo

Las memorias de Huber Matos: una pieza clave para explorar las circunstancias de nuestra historia más reciente.
por MIGUEL RIVERO, Lisboa


Cuando Huber Matos se encontró en Londres con el escritor e historiador Hugh Thomas, en 1980, éste le recomendó que escribiese sus memorias. Había pasado apenas un año después de su liberación de las mazmorras gubernamentales y, posiblemente, Matos vivía aún bajo las alucinaciones de aquel largo calvario. Fue necesario esperar más de 20 años para que ese objetivo se cumpliese. En marzo de 2002 salió la primera edición de Cómo llegó la noche, un libro revelador de las interioridades de la lucha en la Sierra Maestra y los primeros meses decisivos de la revolución (cuando ese término se podía escribir en mayúsculas, porque era sinónimo de las esperanzas de libertad del pueblo cubano).

Matos fue condenado a veinte años de cárcel, que cumplió íntegramente. Su delito: revelar sus preocupaciones por el rumbo comunista que podía tomar la revolución cubana. Cuando Matos le informa de su renuncia al entonces Primer Ministro, Fidel Castro Ruz, en carta del 19 de octubre de 1959, le dice: "todo el que haya tenido la franqueza de hablar contigo del problema comunista, debe irse antes de que lo quiten".

Su grave pecado fue alertar acerca de lo que ya se estaba "cocinando" entre algunos dirigentes revolucionarios. Lo que podría haber sido un proceso nacionalista, democrático y ejemplar para América Latina, fue conducido hacia la órbita comunista, precisamente, y no por casualidad, el mejor sistema para mantener un poder absoluto. Matos fue un visionario que habló clara y directamente de sus preocupaciones, y ello le costó 20 años de cárcel en las condiciones más duras, denigrantes e infrahumanas que alguien pueda imaginar.

En realidad, la obra de cerca de 600 páginas se divide en tres etapas: la lucha insurreccional, el breve periodo de los primeros meses de 1959 —cuando Matos es uno de los dirigentes de la revolución— y el testimonio descarnado de la vida en la cárcel y la persecución contra sus familiares.

Son 48 relatos, algunos entrelazados entre sí, otros más independientes. Las memorias comienzan con un breve recuento, que titula De las cavernas a la luz. Éste recoge sus impresiones de cuando fue liberado, y Matos pone punto final con una frase: "He sobrevivido sin renunciar a mis ideales, resuelto a seguir adelante hasta que Cuba sea libre o la muerte me separe de la lucha".

Como en un flash back, Matos pasa a la lucha insurreccional, a la cual dedica 25 de estos relatos. El periodo después del triunfo revolucionario, hasta el momento del juicio, se resume en 7; el largo calvario en varias de las cárceles del Gobierno ocupa 15 de los relatos más conmovedores del libro, que dejan en el lector ese amargo sabor de boca que es la conjunción de la rabia y la impotencia.

En primera persona, con una prosa sobria y directa, Matos nos lleva no sólo a conocer su vida, sino a adentrarnos en una etapa de la cual los cubanos que vivimos en la Isla largos años, después del triunfo revolucionario, sólo recibimos testimonios edulcorados.

Hugh Tomas lo califica en el prólogo como "un libro lleno de fuerza y conmovedor". Si algo hay que lamentar, es que el autor no nos haya entregado este libro mucho antes. Quizá habría servido para abrir los ojos de muchos de los que todavía en la década de los ochenta creían en los buenos propósitos de Fidel Castro.

Un aspecto importante en esta obra es que el ex Comandante de la Columna 9 asegura que compartió sus preocupaciones acerca de la influencia de los comunistas con Camilo Cienfuegos, en aquella época Jefe del Ejército y una de las figuras legendarias y de mayor popularidad entre la población. En uno de los relatos revela que el 1 de mayo de 1959, en el Gran Hotel de Camagüey, "estando a solas Camilo y yo, compartimos la preocupación: en nuestra opinión el Che y Raúl están tratando de desviar el curso del proceso hacia el marxismo. Nos ponemos de acuerdo en un esfuerzo común: alertar a cierta gente para que no caiga bajo el influjo insidioso de la quinta columna marxista que ellos controlan".

En este periodo, Huber Matos es uno de los que retoma la tesis de Frank País, acerca de que es necesario crear un Consejo Revolucionario que sea el encargado de discutir los proyectos fundamentales, y confiesa en su libro: "Fidel presta oídos sordos cada vez que se le plantea el tema. He conversado el asunto con otros compañeros del liderazgo del ejército y del Movimiento 26 de Julio. Casi todos apoyan la idea. A la postre nada puede hacerse en ese sentido por la actitud esquiva de nuestro jefe y por su evidente inclinación al autoritarismo".

Los relatos de los años de cárcel son desgarradores. El objetivo, a toda costa, es doblegar la voluntad del prisionero, hacerlo desistir de sus ideas. Primero, Matos y muchos otros presos políticos resistieron las exigencias de que debían usar uniformes de presos comunes. Fueron años de huelgas de hambre, palizas, de recibir comida en mal estado y de suspensión de visitas. Para que se tenga una idea, bastaría mencionar este hecho: Matos estuvo desde el 23 de febrero de 1970 hasta el 15 de mayo de 1977 sin recibir visita de sus familiares. ¡Más de siete años!

Cuando se leen estos pasajes, vienen a la mente las "duras" condiciones que tuvieron que soportar Fidel Castro y sus seguidores en Isla de Pinos, después del asalto al Cuartel Moncada. Vestidos de civil, con una academia para dar clases, recibiendo visitas y paquetes con comida de toda clase. Incluso, en el periodo en el cual tuvo que estar preso en solitario, a Castro le dieron una amplia habitación, donde instaló una cocina, y él mismo ha relatado cómo se preparaba los espaghettis, o recibía los bombones que le mandaba Natty Revuelta, junto con los inseparables habanos y todo tipo de libros.

Estas memorias de Huber Matos no serán una pieza clásica de literatura, pero representan, sin duda alguna, un manantial importante de consulta acerca de un periodo clave en la historia de Cuba: desde la lucha en la Sierra Maestra hasta el momento en el cual se produce la traición a los ideales del Movimiento 26 de Julio. En los pasajes finales, Matos considera que todo lo que él ha sufrido resulta insignificante si se compara con lo que ha padecido la patria. Vale la pena reproducir algunos párrafos, que casi representan sus conclusiones:

"¡Cuanto daño le ha hecho a Cuba esta gavilla de bribones capitaneados por Fidel Castro! Él es el gran culpable. Son incontables sus crímenes. Pero el peor ha sido la traición. No una traición, sino muchas:

—Convocó al pueblo de Cuba a la lucha contra un dictador para restablecer la democracia, y luego de que miles de jóvenes perdieron su vida en ese afán pisoteó esos sacrificios estableciendo otra dictadura mucho más férrea y ultrajante que la anterior. Nuestro país se ha convertido en el feudo de su perversidad y sus caprichos.

—Llevó a morir a miles de compatriotas en guerras completamente ajenas a nuestra nación, en un negocio mercenario con Moscú que le garantizó la permanencia en el poder.

—Ha obligado al pueblo a vivir con una máscara. Acabó con la fe de millones de buenos ciudadanos, enseñándolos a vivir con miedo y con odio, obligando al hermano a delatar a su hermano y el hijo a su padre. Ha tratado de matar a Dios en la mente y el corazón de los cubanos; todo en nombre de un falso evangelio, de una nueva inquisición que esclaviza a los pueblos".

Indudablemente, para comprender los 43 años de pesadilla castrista, esta obra resulta esencial: nos relata, de forma abierta y descarnada, cómo llegó la noche. Ojalá que su demora en salir de la pluma de Huber Matos sea el síntoma de que se acerca la alborada.

URL: http://arch.cubaencuentro.com/cultura/el...1/22/10855.html



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