La izquierda de Maradona

10.11.2005 15:27
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Castillo de proa. Por: Medardo Arias Colombia
La izquierda de Maradona
Noviembre 10 de 2005

Tenemos que admitir que anda mal la izquierda latinoamericana, cuando tiene que servirse de Hugo Chávez y de Maradona como puntas de lanza del nuevo debate hemisférico; cómo cambian los tiempos. Los ideólogos de ayer eran personajes como José Martí, Camilo Cienfuegos, Ernesto Guevara, Camilo Torres, líderes de probada cultura política e intelectual.

Como buen inmigrante, enciendo a veces mi radio de onda corta en las noches de Hartford, Connecticut, para saber qué pasa al otro lado del océano; me llegan a retazos los ecos de Radio Exterior de España y, en ocasiones, programas trasnochados de emisoras colombianas. Pero para un inmigrante, escuchar ‘Radio Melodía’o ‘Ecos del Combeima’, es bastante; uno sabe que en medio del frío del otoño el paisito esta ahí, despierto, con todas sus liturgias.

Para mi sorpresa, cayó recientemente en mi dial ‘Radio Rebelde’ de La Habana; después de un par de boleros de Bola de Nieve y Barbarito Díez, escuché la voz gaucha de Maradona charlando con Fidel. No podía dar crédito a lo que oía; se trataba del programa ‘La noche del 10’, y un Fidel de voz cansina le hablaba a Maradona como si fuera el Che Guevara redivivo. Como ya había visto al astro del fútbol con camiseta del Che y tuteando a Fidel, entendí que él y Chávez son ahora los idiotas útiles que Fidel ha encontrado para “incendiar toda la pradera”, como quería el médico argentino caído en Bolivia.

En la conversación, Maradona le dijo a Fidel que no olvidara que él también lleva al Che tatuado en el brazo y Castro, complacido, le manifestó después, que le mandaría a erigir una estatua -¡a Maradona!-, no por el tatuaje, sino porque le prometió encabezar las protestas de la anticumbre en Mar del Plata. Pensé en cómo se han abaratado las estatuas para quien estuvo llamado a liderar y sacar adelante la revolución cubana. De la gran estatua de Martí que ilumina la Plaza de la Revolución en La Habana, del monumento a Maceo, idolatrado como el mulato más valiente de la isla, y de la estatua al guerrillero heroico, la del Che, la del “brazo libertario” en Santa Clara, Fidel quiere ahora hacerle una estatua en vida a Maradona. ¡Qué tristeza!

Castro manipula sin pudor a un futbolista inculto y a un gobernante obsecuente -el de Venezuela- sólo para ganar adeptos en el Cono Sur, en el primer caso, y para recibir petróleo gratuito, en el segundo. Con Maradona, Fidel, sentado en La Habana, ganó una batalla contra el Alca en Mar del Plata. Detrás de la ex luminaria del fútbol marcharon miles de descamisados, muchos de ellos analfabetos. Repletaron un tren porque querían estar cerca de quien consideran un dios, y fueron responsables de los destrozos en Mar del Plata. A la par, Castro tenía ahí a su hijo adoptivo, Hugo Chávez, a quien controla como a un títere. Chávez cree ser el nuevo Libertador de América, y habla con ese tono mesiánico de los iluminados, para una turba que lo escucha absorta, sin meditar en el hilo deleznable con el que teje sus arengas. A Chávez le falta cultura política. En Mar del Plata citó a Bolívar y se enredó, pues no recordaba la construcción de la frase que recoge lo de arar en el mar y cosechar en el viento.

Por querer insertarse a la brava en la vanguardia de la izquierda latinoamericana, Chávez, quien es reconocido por su desconocimiento de las normas de cortesía y protocolo -en una ocasión amacizó a la reina Isabel, y ella tuvo que zafarse antes de que la asfixiara- confirmó en Mar del Plata que es peor de lo que pensábamos; es en verdad un peligro para Latinoamérica. Sobre todo para los colombianos, sus vecinos próximos.

El epílogo de esto tiene que ver con el triste fin de la dictadura fidelista en Cuba. Castro, como león viejo, se exhibe ahora en el circo destartalado de un socialismo agonizante, donde las principales atracciones son el payaso Chávez y el malabarista Maradona. Un fin poco honesto para quien dio tanta guerra en sus años mozos, y la decadencia total para la vieja izquierda romántica del continente.

Quelle: http://elpais-cali.terra.com.co/historic.../OPN/arias.html



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