LA GUERRA CONTRA LAS PARABOLICAS

EL REGIMEN CUBANO intensificó esta semana su guerra contra las antenas parabólicas, a las que ahora, además de ilegales considera aliadas de Washington, tras denunciar que emplea la televisión por satélite para garantizar que las ''subversivas'' Radio y Televisión Martí sean captadas en la isla, informó la AFP.
El diario oficial Granma se refirió al proceso judicial iniciado en La Habana contra cuatro cubanos acusados de la fabricación y reparación ilegal de antenas y equipos receptores de televisión por satélite, con los cuales aseguró- se pueden captar en la isla programas de radio y televisión ''enajenantes'' y ''subversivos''.

Los involucrados deberán responder ante la justicia por el delito de ''Actividades Económicas Ilícitas'', por el cual podrían ser condenados de uno a tres años de cárcel, o multa de 300 a 1,000 cuotas (pesos cubanos) o ambas.
Cuba posee cuatro canales estatales de televisión, pero en un país de alta densidad de receptores, la televisión satelital está restringida a extranjeros, hoteles e instalaciones turísticas, quienes pagan el servicio en divisas extranjeras.

Pero cientos de cubanos pudientes tienen acceso al servicio de forma clandestina, con la instalación de una pequeña parábola manufacturada con insumos traídos del extranjero o subcontratando un cable desde la casa del propietario del equipo, que generalmente es un vecino.
Contratar el servicio de cable clandestino cuesta unos 10 pesos convertibles (equivalentes a 12 dólares o 240 pesos cubanos) mensuales, mientras que la instalación de una parabólica, puede costar unos 900 pesos convertibles (1,100
dólares).
Se han intensificados las aristas políticas del delito, pues directivos de las cadenas gubernamentales estadounidenses Radio y Televisión Martí han contratado espacios en satélites para tratar de hacer llegar parte de su programación a Cuba, donde están interferidas.
Según Granma, ''en su afán de garantizar la captación de las señales'' de Radio y Televisión Martí, esos funcionarios oficiales ''alquilaron el pasado 18 de diciembre tiempo de emisión en los satélites Direct TV y Dish'', cuyas ransmisiones son captadas en la isla a través de las parabólicas ilegales.

''Creo que ellos (el gobierno) se toman demasiado en serio lo de las antenas, para nosotros es una alternativa para refrescar. Nuestra televisión es buena, pero muy politizada'', declaró a la AFP una joven de 20 años que prefirió no revelar su nombre.
Radio y Televisión Martí -bautizada en la isla como la ‘‘TV que no se ve''- salieron al aire en 1983 y 1990, respectivamente, con el objetivo -según Washington- de ofrecer una información ''objetiva'' y ''sin censura'' a los cubanos, cuyo gobierno ejerce el monopolio sobre los medios de difusión.
Cuba interfiere regularmente las emisiones de ambas estaciones, anulando los esfuerzos de sus promotores que han utilizado desde un globo aerostático hasta un avión en pleno vuelo, sin obtener resultados positivos.
La Habana acusa a Estados Unidos de invadir su espacio radioeléctrico con 2,306 horas semanales de transmisiones por 30 frecuencias diferentes, una práctica que ''viola'' numerosos acuerdos internacionales en esa materia, y a
través de las cuales, dice, "insta al desorden y estimula la emigración ilegal'' hacia ese país.
Cuba afirma que la ''agresión radioelectrónica'' arreció en los últimos dos años. El gobierno del presidente George W. Bush aprobó en julio pasado 80 millones de dólares de ayuda para la disidencia interna, de los cuales 24 millones están destinados a ''reforzar la propaganda'' hacia Cuba, a través de Radio y Televisión Martí.
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