Las mujeres que van a Kenia en busca de turismo sexual

03.12.2007 21:53
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#1 Las mujeres que van a Kenia en busca de turismo sexual
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Cubaliebhaber/in

"No es amor. No vine a buscar un marido", aseguran las señoras, que definen su comportamiento como "un arreglo" en el que el joven muchacho no paga nada y ellas obtienen lo que quieren: pasar un buen rato


Bethan, de 56 años, vive en el sur de Inglaterra y en la misma calle que su mejor amiga Allie, de 64. Ambas se encuentran en sus primeras vacaciones en Kenia, un país del que dicen está "repleto de jóvenes corpulentos a quienes les gustan las mujeres mayores".

Es difícil recabar datos sobre el tema, pero los residentes en la costa estiman que por lo menos una de cada cinco mujeres solteras de países ricos visitan el lugar en busca de sexo.

Allie y Bethan, que declinaron brindar sus apellidos, dijeron que planeaban recorrer durante un mes las playas de Kenia. Se esmerarán en evitar a las autoridades turísticas.

"No es algo malo", dijo Jake Greives-Cook, director del Consejo de Turismo de Kenia, cuando se le preguntó sobre las mujeres adultas y ricas viajando en busca de hombres jóvenes del país.

"Pero por supuesto es algo mal visto", añadió. Asimismo, los riesgos sanitarios son severos en un país con un porcentaje de 6,9 por ciento de casos de sida. Julia Davison, una académica de la universidad de Nottingham que escribe sobre turismo sexual, dijo que durante su investigación entrevistó a mujeres que rechazaban el uso de preservativos por verlos como demasiado "formales" para sus exóticas fantasías.

Las blancas playas de la costa del Océano Indico se extendían ante las amigas mientras ambas caminaban del brazo de jóvenes africanos. El acompañante de Allie, de 23 años y de la tribu Massai, usaba un par de nuevos anteojos que dijo eran un regalo de la mujer.

"Ambos obtenemos algo que queremos, ¿qué hay de malo en eso?", preguntó Allie más tarde en un bar, mientras bebía un cóctel fuerte y dorado. Aún vestía la parte de arriba de su bikini, con un par de vaqueros y un collar tradicional africano. Bethan tenía la misma bebida local: una poderosa mezcla de miel, limas frescas y vodka conocido localmente como "Dawa" o "medicina".

La mujer no le sacaba los ojos de encima a su acompañante masculino, un joven de 20 años quien jugaba billar y vestía una bandana que sostenía sus trenzas y un par de zapatos deportivos nuevos.

El hombre volvió a la mesa, besó a Bethan y recogió más monedas para continuar jugando.

Hay quienes quieren desalentar la práctica
Grieves-Cook y muchos gerentes hoteleros dijeron que hacen su mayor esfuerzo para desalentar la práctica, con el argumento de que es algo muy lejano del tipo de turismo que quieren promover en la nación del este de Africa.

"El director de una asociación de hoteleros locales me dijo que habían comenzado a tomar medidas, como no aceptar clientes que quieren cambiar sus habitaciones de una single a una doble", comentó Grieves-Cook.

"Se trata de hacer sentir a esos huéspedes lo más incómodos posibles. Pero es una línea muy fina. Estamos 100 por ciento en contra de cualquier cosa ilegal, como la prostitución. Pero es diferente con algo como esto, es simplemente desagradable", añadió.

Estas mismas playas han sido conocidas por atraer a otro tipo de turistas en busca de sexo: los que abusan de los niños. Hasta unas 15.000 niñas en los cuatro distritos costeros, aproximadamente un tercio de las adolescentes de entre 12 y 18 años, se ven involucradas en sexo casual por dinero, según un reporte de UNICEF y el gobierno de Kenia divulgado este año.

Otros 3.000 niños y niñas trabajan en la industria del sexo, dijo el informe. Algunos reciben una paga por los actos "más horribles y anormales".

Ellos buscan “vivir como los ricos”
Muchos de los visitantes están en busca de hombres jóvenes como Joseph. Exhibiendo una deslumbrante sonrisa y con un físico como el de una estrella olímpica de baloncesto, el joven de 22 años dijo que había tenido relaciones sexuales con más de 100 mujeres blancas, la mayoría de ellas 30 años mayores que él.

"Cuando voy a los clubes, es a las únicas mujeres que miro ahora", dijo Joseph a Reuters. "Puedo vivir como los ricos mzungus (personas blancas) que vienen de países ricos, se quedan en los mejores hoteles y sólo se divierten", añadió.

En un club, unos 25 hombres, la mayoría con el aspecto de Joseph, se acercaban bailando a un grupo de más de una docena de mujeres blancas, todas en el otoño de sus vidas.

"No es amor, obviamente. No vine a buscar un marido", comentó Bethan, por sobre el fuerte sonido de los parlantes. "Es un arreglo. Le compro una buena camisa y salimos a cenar. Durante el tiempo que se queda conmigo, él no paga nada y yo obtengo lo que quiero: pasar un buen rato. ¿Cuál es la diferencia entre eso y un hombre invitando a cenar a una joven?", añadió.


Fuente: Reuters


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José Ortega y Gasset: "Ser de izquierdas, como ser de derechas, es una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil; ambas, en efecto, son formas de hemiplejia moral".


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