La pesadilla americana

26.08.2007 09:40
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Cubaliebhaber/in

Publicado el sábado 25 de agosto de 2007
La pesadilla americana
By RAUL BENOIT
Si quiere venir a vivir a Estados Unidos, ¡desista! Si un familiar lo llamó y le dijo que la situación en su país es desastrosa y que prefiere cruzar la frontera de mojado o arriesgar la vida en el desierto, o engañar a inmigración con su visa de turista y quedarse en esta ''nación de oportunidades'', dígale: ¡No sea bobo! ¡Aguántese! En cambio, si quiere empezar a sufrir una pesadilla, ¡hágalo! O si no le importa que su familiar la padezca, ¡embriáguelo con ilusiones!
Como inmigrante indocumentado en Estados Unidos podría ser protagonista de su propia aventura de desengaño y miedo, pero no va a conseguir mucho dinero.

Hace pocos días conversé con Sigifredo, un mesero centroamericano, que cada vez que voy a mi restaurante favorito en Miami para comer tortilla, arroz y frijoles, me lleva a la mesa, de cortesía, un postre ''tres leches''. Yo me avergüenzo por su amabilidad, porque sé que el detalle sale de sus propinas. Sigifredo es uno de mis termómetros sobre la dura realidad del inmigrante. Labora jornadas de 18 horas de domingo a domingo; gana más o menos 600 dólares a la semana si tiene la suerte de no romper platos (le va bien, porque posee dos empleos); paga 180 por vivienda compartida con tres paisanos, donde duerme menos de cuatro horas diarias; se gasta 80 dólares en cerveza y diversión (¿cuándo lo hace?) y otros 70 en comida y utensilios de aseo; 95 en gasolina; gira 100 dólares a su familia por Western Union, cuyos servicios valen 17 dólares; abona a la deuda del préstamo para el ''coyote'' 70 y 84 a un amigo por el ''segundazo'' que consiguió de un carro modelo 1983 (más barato, pero gasta más gasolina por viejo). Le faltan 96 dólares; él se esfuerza por conseguirlos con propinas, siendo amable y eficiente, tan atento que esta semana derrochó 6 dólares de las gratificaciones, regalándome el ''tres leches'', el cual me empezó a saber amargo al conocer su situación; pero siendo realista, quizás no alcance a cubrir su déficit porque las propinas son poquitas; al restaurante vamos hispanos y generalmente somos ahorrativos.

El caso de Julián es peor. Periodista profesional colombiano, de situación social ''acomodada'', como dicen ser casi todos los inmigrantes que llegan de Sudamérica; obtuvo asilo político por la violencia y durante ocho meses lavó carros y cortó césped en Hialeah. Nunca consiguió empleo como reportero y entonces se regresó a su país con la triste certeza de que, posiblemente, le cobrarán caro su ''valentía'' de hacerlo.

¿Por qué soy tan pesimista y no recomiendo venir al paraíso? En estos tiempos difíciles, Estados Unidos es un mal destino para las personas que desean mejorar su situación social y financiera. Primero, por la persecución infame contra los indocumentados. Hasta están asignando a policías la tarea de agentes de inmigración. Si un indocumentado comete una infracción y cae en manos de uno de estos oficiales, seguramente lo deportarán. Segundo, no es tan buen lugar para vivir, porque el país está a las puertas de una recesión (si ya no estamos cruzándola) ocasionada por la guerra y el manejo de la economía del presidente Bush. Tercero, la construcción está en su peor momento en los últimos años. Miles de familias devuelven sus viviendas porque no pueden pagarlas. La construcción, que era una de las principales fuentes de trabajo, ya no lo es. Y en cuarto lugar, no venga para acá, porque hay muchos inmigrantes indocumentados y la oferta de mano de obra abunda en restaurantes, compañías de limpieza y en la agricultura. Los patrones se aprovechan del raudal y pagan menos a los trabajadores.

Por ahora, no es el momento más adecuado para buscar el sueño americano, porque de la ilusión se puede transitar sin darse cuenta a la pesadilla americana. Si a pesar de mis recomendaciones, los suyos o usted, persisten obsesivamente, eso es masoquismo, más que masoquismo es ser idiota. Es entrar enceguecido a un mundo de espejismos, para tener que pasar dificultades o regresar sin un centavo.


benoitraul@gmail.com

Corresponsal internacional de Univisión.

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José Ortega y Gasset: "Ser de izquierdas, como ser de derechas, es una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil; ambas, en efecto, son formas de hemiplejia moral".


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