Leute, die wirklich Hilfe brauchen.Ein Herz für Vinales

20.01.2005 19:20
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Reinier

Por Zenia Regalado Fotos: Santiago Calero

Después de un andar por la vida lleno de visiones poco bonitas de la realidad, Reinier y su familia enderezan paulatinamente sus entuertos

Un un pequeño y desvencijado cuartico de madera con grandes rendijas por las que penetra el frío, y a escasos metros de una cordillera de mogotes en el Cuajaní, vive Reinier Herrera Linares –caso crítico como dice su expediente– con dos hermanitas y su mamá.


Reinier y su familia viven en un desvencijado cuartico. Álida,
la trabajadora social, le ha tomado cariño.

La familia es disfuncional. Los padres están divorciados y una de las hermanas de Reinier es hija de otro papá. Desde temprana edad él tuvo que realizar trabajos como cargar leña conducir una pipa de agua tirada por bueyes, y otras labores fuertes por ser el hombre de la casa.

No supo mucho de juguetes ni paseos. Su mayor entretenimiento –que aún lo sigue siendo– es jugar pelota en un terreno improvisado.

El padre no le brindaba la atención requerida, ni siquiera la manutención con la cual sólo cumplía en algunas ocasiones.

En el maltrecho cuarto en el que viven tienen una cama sin colchón en la que duermen todos. Para taparse emplean una tela de cubrir tabaco.


El Gobierno en Viñales asignó los materiales para la nueva casa.

Otros medios existentes en aquel sitio son dos mesas, una de ellas rota, dos sillas y una piedra para destilar agua. No tienen baño dentro ni fuera. Se asean a la intemperie en un pedazo de piso de cemento.

La madre trabaja en una escogida de tabaco, con un salario de 121 pesos –aunque a veces gana un poco más con la estimulación– lo cual equivale a 30,25 pesos por cada miembro de la familia mensualmente.

El ambiente emocional que vivió Reinier cuando los padres estaban casados no fue el mejor, debido a las manifestaciones de violencia doméstica que presenciaba.

En la secundaria urbana de Viñales, ESBU Antonio Guiteras –en la cual estudió anteriormente– tenía problemas de rendimiento académico en varias asignaturas, además de que no asistía a las mo-vilizaciones de la escuela al campo, pues no contaba con colcha, sábana, toalla y ropa para ausentarse de su casa. No podía tampoco faltar tantos días pues tenía responsabilidades en el hogar.

DESCUBREN A REINIER

Esa conducta llevó a que el centro lo declarara no avalado cuando concluyó el noveno grado. Entonces entraron en su vida los trabajadores sociales.

Una de las primeras tareas que les dio la Revolución a ellos fue conocer caso por caso la vida de cada alumno de noveno grado, para prevenir que no abandonaran los estudios y quedaran desvinculados.
Milagros Linares Oliva, la madre, recuerda aquella primera visita.

A su casa llegaron Raúl Morales, hoy jefe de trabajo social en Viñales, y Yusleiby Valdés, otra integrante de esa fuerza juvenil.

“Yo tenía mucha pena, recuerda la mujer, de que vieran el feo lugar en el que vivimos. Me preguntaron por qué él no iba a la escuela al campo y les expliqué que era el único hombre de la casa.

“Me dijeron que ellos me iban a ayudar para que fuera avalado y pudiera seguir estudiando y hacerse de un oficio para que ayude más.

“Yo me alegré mucho y les estoy muy agradecida. Yo no iba a la escuela a contar nuestros problemas, me daba pena, pero los trabajadores sociales vinieron hasta aquí y lo conocieron todo”.

El muchacho pudo matricular en el politécnico agropecuario Cresencio Rivera, pues la comisión que otorgaba los avales conoció en detalles su caso debido a la intervención de los trabajadores sociales.

Pero Reinier no soportó mucho tiempo allá; no se adaptaba a estar lejos de su mamá. Es introvertido y poco comunicativo. Pero su situación encontró otra variante: la escuela de oficios, en la cual se adiestra en la especialidad de mecánica.

SUS POCAS PALABRAS

Es muy difícil comunicarse con Reinier. Habla poco y con mucha timidez.

¿Cómo es la trabajadora social que te atiende?

“Ella viene bastante a la casa y siempre me pregunta cómo voy en la escuela, cómo he salido en las pruebas”.

¿Qué has aprendido en la escuela de oficios?

“A quitar gomas, poner bandas. Lo practicamos en Transporte Escolar”.

¿Quién es tu mejor profesor?

“Collazo, él es el guía y se preocupa por los líos de nosotros. El va al taller en el que trabajamos para saber cómo están las cosas”.

¿Y en ese taller quién es el que más te ha enseñado?

“Hay un mecánico que se llama Pupy, él nos ayuda mucho”.

¿Dónde te sientes mejor?, ¿en la escuela de oficios o en el politécnico?

“En la escuela de oficios me gusta más porque vengo para la casa todos los días y puedo ayudar a mi mamá”.

LA VIDA COMENZÓ A CAMBIAR

Hace un año la trabajadora social Álida Álvarez Mauro, de 19 años y estudiante de la carrera de Derecho en la sede municipal, habló con Jorge Luis Gavilán, presidente del consejo popular El Cuajaní, y con Andrea Morales Alonso, delegada de la circunscripción.

El Gobierno en Viñales asignó los materiales correspondientes para la nueva vivienda de Reinier y su familia. Se desarrolló un movimiento de masas para que los vecinos ayudaran en el empeño. Y así se hizo.

La delegada de la circunscripción explicó a los reporteros que el propio presidente del Consejo Popular levantó las paredes de madera y el techo, y que Ofelio García, un vecino, ayudó muchísimo en esos trabajos, pero ahora falta el acabado final en la colocación de bloques para el baño y la parte trasera de la vivienda.

El padre de Reinier, quien tiene conocimientos de albañilería y carpintería, se comprometió a terminar la casita, pues en Viñales hay numerosas obras en construcción y viviendas derrumbadas por “Iván” que aún no se han iniciado y demandan también mano de obra calificada.

PARA LAS MUCHACHAS

Milagros Linares Oliva, la madre de Reinier, responde a una pregunta nuestra: ¿Qué les dirías a las muchachas jóvenes?

“Como decía mi padre, cuando se tiene juventud no se tiene experiencia. Yo les diría a las muchachas que estudien y que se preparen.

“Tengo 37 años y he sido una desgraciada. Perdí a mi madre cuando yo tenía 23, y por eso estoy así en este cuarto. Mi padre murió hace tres años”.

El mayor deseo de esta mujer en cuyo rostro se refleja la tristeza, como si hubiera vivido muchísimo tiempo más, es ver concluida su casa y “echar rodilla en tierra para ponerla bonita, y que los trabajadores sociales me sigan ayudando”.

MIRADA DIFERENTE

Las dos niñas de Milagro, una de 12 y otra de 14 años, estudian. La primera en la escuela rural Ignacio Agramonte y la otra en la secundaria urbana.

La menor de las muchachitas recibe un suplemento alimentario pues se encontraba por debajo de su peso y talla. También les entregaron una cama camera y un colchón que tienen guardados en casa de un familiar para que no se les mojen.

En la escuela Ignacio Agramonte conversamos con el maestro Lázaro Rosales Pérez, quien ha dado clases a los otros hermanos y dice que su actual alumna Yanisleidy es la primera en llegar y que es su confianza para todas las actividades.

También manifestó que la madre siempre había sido muy preocupada por ellos.

¿Y el padre?

“Ella es siempre quien ha venido a las reuniones”, respondió.

La respuesta nos reveló que hay que mirar a cada niño de forma diferente. La figura paterna no puede anularse, al contrario, hay que comprometerla y tocar las fibras más sensibles de su ser.

Si se hubiera actuado antes como lo hicieron los trabajadores sociales, la familia no se hubiera visto en tan duros aprietos, incluso ahora que las cosas han mejorado hay que seguir de cerca el caso y su evolución.

UNA NUEVA VOZ

Álida, la joven trabajadora social, quien por suerte vive a cuatro kilómetros de Reinier y sólo tiene un año más que él, reafirmó una verdad con un modo diferente de ver las cosas:

“Nosotros no podemos enjuiciar a Reinier y su familia ni pedirles que de la noche a la mañana cambien, es un proceso lento. Algunos opinan que han sido muy pasivos en la terminación de la nueva vivienda después que se les han asignado todos los materiales, pero debemos influir más en ellos”.

Y tiene razón la muchacha. Ojalá dentro de poco la nueva vivienda quede lista, elemento básico para que el expediente de vida de Reinier, que tienen los trabajadores sociales, incluya nuevos cambios.

miércoles/20/1/2005


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diese Leute brauchen wirklich Hilfe, Sind Sie bereit ihnen zu helfen








DIE FETTEN JAHRE SIND VORBEI.
(Hart(lV)..


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20.01.2005 20:59
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#2 RE:Leute, die wirklich Hilfe brauchen.Ein Herz für Vinales
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Dürfte ich um eine Übersetzung bitten? Zum Rum und Zigarren kaufen reichts ja, aber soweit bin ich dann doch noch nicht


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